martes, 29 de abril de 2014

Eso que ya apenas pasa

Le latía el corazón muy fuerte. Tanto que ella pensaba que se le iba a salir del cuerpo. No podía pararlo de ninguna manera. Simplemente se quedó quieta, sin aliento. 
Volvió la cabeza hacia atrás y él también la estaba mirando. En ese momento el mundo se paró por un segundo y todo lo demás parecía insignificante comparado con lo que estaba ocurriendo allí. Era como un terremoto en el aire. Se cruzaron esas dos miradas y provocó que cada uno de ellos sonriera.
Ninguno de los dos se atrevió a dar un paso hacia el otro, pero ninguno de los dos dio un paso en el otro sentido. Y ahí seguían, en medio en la calle, parados, sin saber qué hacer. Ella se retiró el pelo de la cara y decidió dar el primer paso, a lo que él le respondió con el segundo sin dudarlo. 
Se acercaron y sin hablar se entendieron.
Es eso que ya no pasa. Que hace falta ese flechazo con una persona para sentirte viva, llena de vitalidad. 
Esa persona que te llena solo con su mirada o con su gesto de aprobación.

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