lunes, 29 de diciembre de 2014

Que nadie tape al niño que lleváis dentro

Que nadie nos quite la alegría infantil que llevamos dentro.
Que nadie nos diga que hemos de madurar con respecto al niño que llevamos dentro.
Que nadie se atreva a decirme que no puedo tener la inocencia infantil sabiendo los riesgos que conlleva, porque eso es más evolucionado que no soñar.
Que nadie nos diga que no podemos tener una sonrisa cuando vengan las adversidades.
Que nadie pierda ese afán de superación de un niño.
Que nadie te diga que no puedes seguir jugando, el ir saltando las alcantarillas por las calles, el vacío que hay entre las líneas blancas de los pasos de cebra, las baldosas siempre dibujan alguna cosa extraña y tu función es descubrir cual...
Que nadie nos quite la ilusión de la Navidad, del árbol, de las luces, de los reyes magos...
Que nadie se atreva a matar el espíritu que mantiene viva a esta sociedad.
Todos tenemos en nuestro interior a esa parte que siempre nos agarramos cuando estamos contentos o nostálgicos. Esa parte, esa niñez en nosotros no se tiene que ir, sino quedarse para siempre. Esa alegría desmedida sin riesgos, o ese llanto por una caída que no ha sido tan grande en realidad. Ese enfrentarse a la cosas por muy grande que sean diciendo que sí que sí que sí, que sí que lo vamos a conseguir.
El problema es que a quién hace estas cosas es un inmaduro o no es consciente. Deberíamos aprender más de los niños ya que son los únicos con ganas de vivir.

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